⚬ ¡Tintorettini fundadores!
En 2022, en el salón «Firenze» de la Sociedad Italiana de Correa, llevamos adelante el taller anual «El arte como conductor de emociones». Las temáticas fueron semanales y su continuidad un tanto exigente.
El pasado viernes 16 de diciembre llevamos a cabo la exposición de fin de año de «Talleres Tintoretto». Los mismos fueron dictados, entre abril y diciembre, en Firenze, espacio brindado por la Sociedad Italiana de Correa.
En esta ocasión, el «Centro Cultural Villa Ángela», esa hermosa casona ubicada en Blvd. 9 de julio e Yrigoyen de la localidad, albergó el evento. Queremos agradecer a la Comuna de Correa y a Mariano Villarruel por su gestión para que esto sea posible.
Debemos reconocernos muy satisfechos por la convocatoria y la presencia de gran parte de los «tintorettos y tintorettas» y su familia: la intención de realizar esta exposición fue reconocer el gran esfuerzo que realizamos todos durante este año. Creemos que así fue.
Por si no han podido ir o quieren volver a recorrerla, les dejamos este video:
Quiero agradecer y destacar a las chicas y a los chicos por la dedicación y creatividad que pusieron en cada trabajo que realizamos, por la excelente energía que llevaron a cada encuentro y por la atenta mirada en cada presentación de contenidos que he realizado. El formato y ritmo propuesto este año no era sencillo y sin dudas supieron acoplarse, fortaleciéndose encuentro a encuentro, expresándose y potenciándose unos a otros. Fueron realmente muy enriquecedoras las charlas que tuvimos sobre cada temática tratada, como las abordaron y resolvieron.
Por último, quiero extender el agradecimiento a madres, padres y familiares por el continuo acompañamiento, a la Sociedad Italiana por el espacio y, especialmente, a mi familia por el apoyo.
Un abrazo.
Si bien algunos asistentes nos han alcanzado un gran número de sus obras, sumadas a las que habían quedado por uno u otro motivo en nuestro poder, quisimos colgar al menos dos de cada uno. Por este motivo, varias quedaron afuera. Además, la selección se pudo ver modificada por cuestiones de tamaño o dificultad para el colgado de cada obra en particular.
Les compartimos la totalidad de las obras en la siguiente galería:
En uno de los encuentros surgió el tema de las evaluaciones en los diferentes ámbitos y tuvimos una conversación muy interesante. Comenzamos con un ida y vuelta sobre responsabilidad, mérito, esfuerzo y dedicación, llegando al acuerdo de que se debían reconocer ciertas actitudes y acciones. Esta asociación compromiso-evaluación que hemos percibido nos hizo pensar que no realizar devolución alguna podría ser contraproducente.
Por este motivo, decidimos poner iconos que reflejan determinados datos sobre los asistentes, agradeciendo el compromiso y remarcando rasgos que creemos observar en su individualidad artística (por cuestiones de espacio, limitados a tres). Creemos que este tipo de evaluación, presente en juegos que la mayoría juega a diario y en plataformas de formación online, podría ayudarnos a transmitir que toda valoración es válida bajo determinado marco y circunstancias: no solo el asistente, sino también «el profe» y los contenidos forman parte de una intersección de momentos. Podríamos pensar que la evaluación en sí es una intersección de momentos.
El punto sería comprender que, una devolución, no nos define como personas: son circunstancias que pueden (y tal vez deben) cambiar o reafirmarse, dependiendo de nuestra actualidad y la de nuestros pares y contexto. Creemos que hay una parte de nosotros que se expresa y se encuentra inaccesible para los marcos evaluativos, así como una parte de los marcos evaluativos es inaccesible para nosotros. Solo se manifiestan, como dijimos, las intersecciones.
Un primer paso, muy importante, sería valorarnos como individuos creativos y completos, respetando lo que producimos y lo que es producido por todos y cada uno de nosotros, recordando que el otro también se encuentra en una intersección a la cual no podemos acceder completamente.
Entonces, con estos certificados, buscamos desasociar el compromiso con determinados parámetros comparativos, tan presentes en ámbitos escolares y laborales, que no terminan de satisfacer a unos ni a otros. Además, creemos que reconociendo pautas externas, que se suelen proyectar sobre nosotros, como circunstanciales, los cambios en nuestra temporalidad podrían ser más sencillos y, principalmente, asimilables.
Luego, escapando a esa suerte de mercantilización del compromiso, tal vez podríamos comprometernos en modificar el marco de «juego» del que somos parte o, en todo caso, comprometernos sin necesidad de recibir una evaluación a cambio.