Manifiesto Laboratorio d’Arte – Talleres Tintoretto

Todos damos forma al espacio expresivo al que pertenecemos. Por este motivo, las propuestas del taller son flexibles y situadas según cada encuentro, momento, lugar y asistentes. Creemos que lo expuesto y lo dialogado deben resonar con la realidad de cada participante, y que la teoría, necesariamente, debe cobrar sentido en la materialidad del hacer: si hablamos de colores primarios, debe haber un porqué, una demostración. Si hablamos de mezclas, también. Enfatizando aún más esta situacionalidad, tendremos en cuenta, primordialmente, las dinámicas internas del grupo —incluido el facilitador— y aquello que cada asistente pueda brindar u originar.

Entendemos al arte y al hacer artístico como comunitarios. «Aquello que dejamos en la hoja», nuestra expresión, al compartirse, puede ayudar a otro que tal vez no encuentra la forma de expresarse. Por eso, buscaremos que los recursos expresivos, cognitivos y visuales de los asistentes se entrelacen y se potencien mutuamente. Entonces, la palabra, el hacer y el consejo del compañero podrán ser igual de valiosos que los del facilitador del taller, y la actitud y el comportamiento de todos y cada uno de los presentes impactarán no solo en los momentos de presentación de contenidos o intercambio de ideas, sino también en los de producción.

Por este motivo, las encuestas —visuales o técnicas—, las devoluciones y las determinaciones a seguir no serán, salvo contados casos excepcionales, personales, sino grupales.

Se buscará, desde esa comunidad situada, alcanzar próximas comunidades: las producciones de los asistentes actuales serán un legado para futuros asistentes, mediando —bajo la luz de sus emociones y su hacer— también con obras y corrientes de arte que nos preceden o que se encuentran más allá de nuestra proximidad.

En Tintoretto, todos aprendemos de todos —principalmente el facilitador, que arrastra cierto bagaje conceptual— y damos forma al espacio que habitaremos juntos, a la par, sin olvidar que:

  • Nada se construye solo
  • Sin quien acude, no hay encuentro
  • Sin quien pregunte, no hay respuesta
  • Sin quien busque, no hay hallazgo
  • Sin quien imagine, no hay futuro

Concebimos al arte como actualidad, como un medio para expresar y reconocer nuestro presente. En este sentido, hacemos particular énfasis en nuestros cuerpos como vehículos de la experiencia. (El arte comienza en el cuerpo —y el cuerpo incluye la cabeza.) Creemos que la representación —ya sea material o mental— debe establecer una experiencia expresiva que indague sobre estos puntos. Intentaremos generar «ritos de significación», de interpretación del mundo, entendiendo por ello el poder expresar lo que nos sucede, tratando de prevenir o atenuar respuestas que puedan dañarnos a nosotros mismos o a terceros.

En los encuentros cotidianos, la exposición a estímulos visuales y lo dialogado durante las presentaciones toma un rol protagónico frente a la comprensión concluida, el razonamiento estructurado, la técnica y su mimética, o incluso las producciones en sí. Comprenderemos como técnica a las herramientas que nos ayudarán a materializar lo imaginado tal como lo hemos imaginado, dando mayor libertad a nuestra expresión y al uso que haremos de los materiales. Como el timón de un barco, la técnica, debe guiarnos en una navegación atenta, sensible y en diálogo constante con el entorno y con nosotros mismos[1].

Diego Baigorri
© 2022-2025


[1] Hace referencia a κυβερνᾶν, en griego antiguo, «gobernar» o «pilotear una nave». Para Platón, el buen gobernante es como un timonel: sabe leer los vientos, ajustar el timón y adaptarse al movimiento del mar. Así también entendemos la técnica en el arte: una navegación atenta, sensible y situada.